El coordinador de Izquierda Unida en Yecla, Daniel Férriz manifiesta la firme oposición de su formación al acuerdo que los países miembros han llevado a cabo para cerrar las fronteras a los refugiados entre Grecia y Alemania por la ruta de los Balcanes. Las conversaciones y términos de la declaración conjunta anunciada por el Consejo Europeo, supone la devolución a Turquía de inmigrantes irregulares y refugiados/as que lleguen desde este lunes, 21 de marzo, a las islas griegas del Egeo. Por ello, y apoyando la medida adoptada por los alcaldes de Moratalla, Totana, Cieza y otros municipios e instituciones de nuestro país como el Parlamento de Navarra, pedimos al alcalde de Yecla que como señal de rechazo retire del balcón del Ayuntamiento la bandera de la Unión Europea de forma indefinida mientras la UE siga atentando contra los Derechos Humanos en materia de asilo y acogimiento de personas refugiadas.
Asimismo, y teniendo en cuenta lo acontecido hoy, desde IU queremos mostrar nuestra repulsa y rechazo a los atentados perpetrados en Bruselas y nuestras condolencias y apoyo a los familiares, víctimas de un supuesto ataque suicida. No entendemos de víctimas de primera o segunda, rechazamos toda injusticia o acto criminal que viole los derechos humanos y el propio derecho a la vida.
Por eso, y tras la dura medida aprobada por el Consejo Europeo, la Unión Europea cierra de golpe las puertas de sus fronteras a las personas solicitantes de asilo en una medida, cuanto menos, de dudosa legalidad internacional que viola al menos los siguientes tratados: la Convención de Ginebra para los Refugiados, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Carta Social Europea, el Convenio Europeo de Derechos Humanos, los propios Tratados de la Unión Europea, la Carta de Derechos Fundamentales e incluso las Constituciones de los Estados miembros.
Desde Izquierda Unida consideramos que este acuerdo condena a las personas refugiadas una situación sin salida y a huir de sus países en condiciones deplorables e inadmisibles que no respetan, en modo alguno, los Derechos Humanos fundamentales. Los líderes europeos «legalizan» las devoluciones en caliente sonrojando a la Europa de la solidaridad y de los pueblos. La Unión Europea pretende “comprar” las devoluciones a Turquía por 3.000 millones de euros por los costes de gestión y otros 3.000 millones adicionales en 2018, sin ningún mecanismo de control del destino del dinero.
Esta no es la Europa que queremos construir. No es la Europa de la solidaridad y la fraternidad; esta es una Europa xenófoba, racista y cruel que está condenando a personas que luchan por su vida a vivir en condiciones infrahumanas, obligándolas a permanecer a la intemperie ante las duras condiciones del invierno europeo, embarazadas, enfermos o niños se encuentran sin ningún tipo de atención médica, durmiendo en el barro, sin ningún tipo de medida higiénico-sanitaria, sin alimento, mientras la UE se comporta de una manera deplorable y se desentiende de cientos de miles de seres humanos. Porque no podemos olvidar que las personas que se agolpan en nuestra frontera y que están siendo expulsadas hacia Turquía a base de violencia policial y militar, están huyendo de la misma lacra terrorista que hoy ha golpeado Bruselas.
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