No se respetan los artículos que defienden el derecho al trabajo, a la vivienda digna o el que establece que la riqueza nacional debe estar al servicio del interés general. Además, la reforma del artículo 135 ha desmantelado el Estado social
Tras debatir las diferentes opciones, Izquierda Unida-Verdes ha decidido ausentarse de la celebración del aniversario de la Constitución por considerar que la Carta Magna es ahora papel mojado, especialmente después de que el PP y el PSOE la dejaran totalmente devaluada con la reforma del artículo 135 en 2011. Una reforma que apuntaló el proceso ‘destituyente’ y que vació y desmanteló el Estado social. En nuestra formación consideramos que no hay nada que celebrar, pues comprobamos como ambos partidos mayoritarios se empeñan constantemente en manejar la Constitución a su antojo.
No se cumple el derecho al trabajo recogido en la Constitución en su artículo 35, pues hay más de 4,5 millones de personas en desempleo y tampoco el derecho a una vivienda digna (artículo 47), pues los desahucios se multiplican a la vez que aumenta exponencialmente el número de personas que vive en la calle. Asimismo, tampoco se cumple el artículo que establece que la riqueza nacional debe estar subordinada del interés general y no de los especuladores (artículo 128). Ni los que defienden la sanidad y la educación públicas pues cada vez las familias tienen más dificultades para poder acceder a estos servicios básicos y universales. Además, este año con la abdicación del Rey se ha impuesto la sucesión en la Corona sin ni siquiera consultar a la ciudadanía la forma política que desean.
Con su reforma de 2011 y los resultados que hoy se hacen patentes, queda demostrado que PP y PSOE vendieron la soberanía económica de nuestro país a los mercados y a los poderes financieros. Con esa modificación aprobada sin consenso alguno, estos dos partidos han incorporado la ideología liberal a la Constitución sin consultar al pueblo español. Por todo esto decidimos mantenernos al margen de este acto irrisorio, pues no comprendemos cómo se puede estar brindando por una Constitución que se está violando cada día, con lo que ello supone de vulneración de los derechos sociales y laborales de la mayoría de los ciudadanos.
Quienes sí tienen que celebrarla son los banqueros, los especuladores financieros y los grandes defraudadores. La celebran porque se modificó el artículo 135 para garantizar el pago de la deuda y los intereses; y se ha hecho una amnistía fiscal para que los grandes defraudadores incumplan el artículo 31. Por ende, solo podemos añadir que el pacto constitucional de 1978 está roto.
No tenemos nada que festejar y esperamos que algún día podamos celebrar una Constitución que no esté hecha para la usura y la ambición de los banqueros sino para defender los derechos de los ciudadanos. Por eso no vamos a participar en el acto institucional. No entendemos que se pueda estar rindiendo homenaje a una Constitución que se está quebrantando cada día por unos con el consentimiento de otros. Asimismo, con esta acción pretendemos que los ciudadanos entiendan que el bipartidismo ha sido el responsable de ese desmantelamiento social en cuanto a políticas de educación, sanidad y prestaciones sociales al poner en marcha una arquitectura institucional, tanto en España como en Europa, que ha permitido un proceso constituyente en el que se ha creado otro modelo de sociedad, donde los ricos se apropian del Estado y lo utilizan en su propio beneficio. El rescate a las autopistas y al sistema financiero, las indemnizaciones a empresas como Castor de Florentino Pérez o el enorme gasto militar no podrían entenderse sin tener en cuenta todo este proceso ‘destituyente’.
En definitiva, no acudimos a este acto del 6 de diciembre por no sentirnos representados por una Constitución que se ha convertido en papel mojado y, por tanto, instamos a la ciudadanía a que abandere un nuevo Proceso Constituyente que nazca desde abajo, desde la calle, con ambición política, pero con rigor y solidez técnica para lograr un nuevo modelo de país. Los movimientos sociales y el resto de fuerzas políticas de la izquierda deben converger y confluir en este camino más allá de simples acuerdos electorales. España necesita una nueva Constitución más social, más ciudadana y consensuada, por ello debemos impulsarla entre todos y todas.